Alemania sobrevive al ‘Grupo de la Muerte’


Alemania se salvó con un gol de Leon Goretzka en el ocaso del partido. Empataron los teutones, que arrancaban la jornada como favoritas. Solo necesitaban una victoria ante Hungría, la cenicienta del grupo. Dieron guerra los magiares, que se pusieron por delante en el marcador hasta en dos ocasiones. Rozaron el milagro. Fue un encuentro abierto y trepidante. Un duelo que será recordado por algo más que la frustrada respuesta de Munich al gobierno húngaro y la frustrante reacción de la UEFA. Es tremendamente sencillo. Para que cualquier persona pueda sentirse bienvenida en un estadio, a su lado no puede haber homófobos (ni racistas, ni machistas). Por eso hay que recriminar ese tipo de comportamientos. Que el rechazo sea visible. De lo contrario se tolera al intolerante. No hay equidistancia posible. De ahí los arcoíris en brazaletes, cordones y banderines. Apoyo y compasión, lo mínimo. Si la UEFA lo hubiese permitido, también se habrían mostrado todos los colores representativos del colectivo LGTBIQ en la iluminación exterior del Allianz Arena. Era la propuesta del alcade de Münich Dieter Reiter como rechazo a la iniciativa homófoba del gobierno de Víktor Orban. El máximo organismo europeo de fútbol pudo demostrar que sus mensajes institucionales por la inclusividad son serios. Al final terminó siendo una patraña.

Alemania 2 (Havertz 66’, Goretzka 84’)
Hungría
2 (Ád. Szalai 11’, Schäfer 68’)
Alemania vs Hungria - Football tactics and formations

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Qué locura. Qué partido. Qué grupo. Sí fue el de la muerte, se confirmó el presagio. Qué cerca estuvo Hungría de sobrevivir a él. Tras el empate ante Francia, los de Marco Rossi volvieron a mostrar su personalidad y su determinación. Replegados atrás sin conceder espacios y mostrando calidad e inteligencia saliendo al contraataque. La actuación de Alemania también fue un reflejo de la mostrada ante el combinado galo. Espesa, lenta y sin ideas. Pero tuvo más suerte que ante la campeona del Mundo, y encontró el modo de marcar. Ádám Szalai anotó el primer gol a los diez minutos. Bien pronto, y por sorpresa. Tras un rápido contraataque, Rolland Sallai colgó un centro medido, entre Maths Hummels y Matthias Ginter, para que el delantero del Mainz pusiera el grupo patas arriba. A la porra todos los cálculos previos, especialmente los hechos antes de la Eurocopa.

Respondieron los teutones con intensidad. Iniciaron una ofensiva que se tradujo en ocasiones, pero no en goles. En el minuto 20, Hummels cabeceó el balón en un saque de esquina y lo envió a la cruceta. En la siguiente acción, Ginter se coló entre dos centrales para conectar una semivolea que no incomodó a Péter Gulácsi lo más mínimo. Se le secaron las ideas a la Mannschaft pese al diluvio que empezó a caer en la capital bávara. Tras la lluvia no salió el arco iris. Joachim Löw retiró a Ilkay Gündogan del centro del campo para meter a Leon Goretzka cerca del área rival. Buscaba dar con la tecla el técnico germano, que terminó encontrando el empate en una acción a balón parado. Después de que Sallai enviara un libre directo a la cruceta de Manuel Neuer, un error en la salida de Gúlacsi en la otra área propicio la dejada de Hummels para Kai Havertz. El del Chelsea marcó a puerta vacía. Igualó el partido, aunque el marcador no tardo en favorecer nuevamente al bando magiar. Hungría sacó de centro, movió el balón a la banda derecha y luego lo envío arriba. Szalai ganó el esférico y lo ofreció a András Schäfer que venía desde atrás con la directa puesta. Superó a Neuer por inercia, por ganas y por calidad.

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Nueva campanada, nuevo varapalo para Alemania, que parecía justificar su indumentaria con su actuación. Completamente negra, de luto. Löw volvió a tirar de fondo de armario. Entraron Thomas Müller, Timo Werner, Kevin Volland y Jamal Musiala. Fue precisamente el futbolista del Bayern de Munich quien generó la ocasión definitiva, aunque el azar también merezca reconocimiento. Pese a sus 18 años, Musiala tuvo la serenidad necesaria para hacer un recorte en el minuto 84 junto a la línea de fondo. Combinó con su compañero de club Goretzka, que posteriormente ofreció el esférico a Werner. Disparó el del Chelsea, pero dos zagueros taparon su intento. Goretzka volvió a encontrarse con el balón en los pies, y sacó un disparo duro que entró en la red después de dos rebotes. No fue un gol plástico, pero sí uno crucial. Aprendió la lección del primer tanto, y tras el segundo tocó con calma, con cauta. Durmiendo el partido hasta confirmar su cita en los octavos de final: el martes en Wembley frente a Inglaterra.

Foto de portada: Anthony Stanley/Focus Images Ltd