Bayer Leverkusen echa a volar de la mano de Xabi Alonso


El Bayer Leverkusen comenzaba una temporada cargada de ilusión después del gran cierre de la pasada temporada con Gerardo Seoane a los mandos. Sin embargo, las sonrisas iban desapareciendo lentamente desde septiembre. Arrancaba la actual temporada, los resultados no llegaban, el juego era cada vez más pobre y el tiempo se agotaba. Tanto fue así que, con apenas 2 victorias en los 11 partidos que han disputado este año Las Aspirinas con el técnico suizo, se tensaba ferozmente una cuerda que acabó por romperse. Seoane decía adiós a su aventura en la Bundesliga y, en un movimiento arriesgado pero valiente, Rudi Völler anunciaba como nuevo entrenador a un mágico exfutbolista, pero sin apenas experiencia en los banquillos: Xabi Alonso.

El español afrontaba así, consciente de la situación que atravesaba el club, el reto de devolver al Leverkusen a su puesto. Y tanto que si lo ha conseguido: un debut a la altura de su grandeza como futbolista (goleada al Schalke por 4:0), muchas dudas en octubre y un idílico período que, desde entonces, ha despejado cualquier voz crítica. No es casualidad que el lavado de cara del equipo haya llegado de su mano, así como tampoco lo es que haya tardado tan poco tiempo en imponer su estilo y volver a darle alas a este Leverkusen.

Premisas innegociables

Uno de los grandes cambios ha sido, sin duda, el asentamiento de la plantilla en la defensa de 3 jugadores. Presionan en bloque en cuanto el rival pisa la línea del centro del campo, minimizan espacios de posibles pases y obligan a los contrarios a jugar mediante balones largos en los que, a priori, jugadores físicos como Tapsoba o Tah deberían imponerse. Curiosamente, en el último encuentro ante el Borussia Dortmund, Xabi decidió regresar a la era Seoane y sus 4 defensas —aunque se convertían en 3 en salida de balón— y fue allí cuando se vio más desdibujada la zaga. Dejaba a un lado esos automatismos que los jugadores parecían haber interiorizado en anteriores encuentros, y no salió demasiado bien. Haller se hacía gigante y bajaba todos los balones en el juego de espaldas, permitiendo al Dortmund saltar rápido esa presión local.

La mejoría en la salida de balón respecto de la etapa con Seoane también es bastante evidente. En cuanto recuperan, suele ser Frimpong quien gana más altura y se ubica como un hombre más en esa línea del centro del campo para conectar más fácilmente, sin arriesgar. También, los extremos tienden a jugar más por dentro y se abre un abanico de opciones combinativas del que hace meses casi no disponían. Esto último ayuda a los carrileros —o laterales, en este último encuentro— a tener más amplitud, así como permite que jugadores tan explosivos como Diaby, uno de los hombres que más ha crecido tras el cambio de entrenador, puedan buscar más fácilmente los desmarques a la espalda de la defensa.

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El Leverkusen de Xabi Alonso ahora funciona sin Schick pero con Wirtz

El delantero checo ha sido una de las bajas más sensibles en lo que llevamos de temporada. El nivel goleador que acostumbró a mostrar Schick la temporada pasada decaía, y el Leverkusen pagó cara la falta de gol. Sin embargo, el mágico Florian Wirtz regresó de su rotura del ligamento cruzado este mes de diciembre, y puede ser una pieza muy valiosa y versátil para el modo de juego de Xabi Alonso en estos próximos meses. Ya ha sido titular ante VfL Bochum y Borussia Dortmund, siendo uno de los mejores jugadores en ambos encuentros, y la libertad en el frente de ataque que le ha concedido el técnico guipuzcoano le está permitiendo volver a ser, poco a poco, el futbolista que enamoró a la Bundesliga.

Con todo ello, el futuro del Leverkusen, de la mano de Xabi Alonso, parece prometedor. Cogió al equipo en puestos de descenso y, no solo los ha sacado de la zona roja, sino que además los tiene cada vez más cerca de las posiciones europeas. Y aunque hubo un eterno mes de octubre en el que el reto parecía quedarle grande a Xabi, la directiva decidió darle tiempo. Y acertaron de lleno, ya que, una vez más, ha quedado demostrado que la premisa más importante en el mundo del fútbol es la paciencia.