Comunismo o Superliga – MarcadorInt


Hay que decidir. Coca-cola o Pepsi. Pizza con piña o sin piña. Nike o Adidas. Frigopie o Drácula. Comunismo o libertad. Fascismo o democracia. Superliga o Champions. Algunos hasta tienen que elegir entre Champions y democracia, como Marcelo. Las opiniones se están convirtiendo en un sistema binario. Cada día hay un tipo test de solo dos opciones y fallar resta.

El fútbol se alimenta del componente tribal. Del sentido de pertenencia. Nosotros y vosotros. Los aficionados marcamos líneas rojas. O estás conmigo o estás contra mí. Blanco o negro. Y está bien. Pero si traspasamos eso a las opiniones (de fútbol, de la vida, de todo) corremos el riesgo de convertirnos en una caricatura. De transformarnos en el perro ese que iba en el coche y solo movía la cabeza. Sí o no.

Hay un debate cada semana. Vivimos a velocidad 3x. El día a día va más rápido que nosotros. Infoxicados, estamos en una centrifugadora. ¿Alguien se acuerda del debate de panenkismo? Los temas se reciclan. Las opiniones caducan. Zidane fue un entrenador pésimo, después fue buenísimo, después un psicólogo, después un entrenador como la copa de un pino, después un gestor y ahora de momento es un genio de la pizarra. A ver hasta cuándo.

Ahora estamos en Superliga o UEFA. Unos dicen que la Superliga es Belcebú y otros que la UEFA también tiene lo suyo. ¿Y si todos están en lo cierto? La vida no es blanca o negra, es gris. El fútbol ya nos lo robaron hace tiempo. La UEFA, la FIFA o quienes sean esos señores que llevan traje. Trofeos veraniegos que no pesan. Tercera equipación. Mundiales y Supercopas en dictaduras. Chavales de catorce años con representantes y redes sociales. No es la solución. Por supuesto. Tampoco lo será la Superliga. Más señores con traje que no tienen ni idea de lo que piensan los que van en chándal.

Cada día es un juicio y aparecen nuevos culpables y testigos. Le ha tocado el Bayern: que vaya tela por pagar 25 millones por un entrenador, que si estos son los románticos que dijeron que no a la Superliga. ¿Debilitan a sus rivales con fichajes de jugadores y entrenadores? Seguramente. ¿Ayudó el Bayern al Borussia Dortmund para solventar su crisis económica? También. Y no debería explotarnos la cabeza. Tenemos claroscuros. Somos buenos y malos.

El fútbol ya nos lo han quitado. Se trata de no perderle la pista. De poder rescatarlo algún día. De no decirle adiós para siempre. Nos basta con conocer sus secuestradores y saber dónde están. Son los de siempre. Los de la vida TikTok, los de los fuegos artificiales, los de una mierda envuelta en papel de regalo. Entretenimiento, más entretenimiento, corre que tengo prisa, superficialidad, show, circo, sobredosis de actividad.

No hay jornada de reflexión. Todo es para ya. Las opiniones. El espectáculo. Los grandes partidos. ¿Para qué esperar a abril a tener un PSG-City si lo puedo tener en octubre? Pues por eso, para esperar. No se han enterado. El fútbol no es el partido. Es la previa. La vida no es el verano. Es el último día de colegio.

Imagen de portada: Firo Sportphoto/Focus Images Ltd