distintas miradas de un mismo conflicto


En los últimos días, se ha hecho público el conflicto entre Robert Lewandowski y el FC Bayern München. La relación parece no finaliza en buenos términos y actitudes tanto de la directiva como del jugador han causado una mezcla de irritación y decepción en los aficionados. ¿Quién es culpable? Esa interrogante trataré de responderla y para ello intentaré ponerme en la piel de todas las partes implicadas.

Robert Lewandowski

El polaco, luego de doblar la curva de los 30 años, se ha convertido, quizás, en el mejor jugador del mundo, o al menos, en el que más goles anota. Es la mayor figura del club bávaro, su rendimiento y su sueldo así lo demuestran. Le queda poco más de un año de contrato en München y aspira a extenderlo hasta 2025, no hay motivos para que sea de otra forma. Sin embargo, pasa el tiempo y no recibe señales de la directiva, más allá de declaraciones públicas del alto mando.

Su agente, Pini Zahavi, tal vez le murmura que el motivo de la demora está a unos pocos kilómetros, en Dortmund, pues Erling Haaland aún no ha esclarecido su futuro. La prensa también especula con ello; los jefes bávaros desmienten.

Semanas después, aún no hay acercamiento. Haaland decide marcharse al Manchester City la siguiente temporada y ahí, entonces, por fin suena el teléfono de Zahavi. La prensa hace público que tras bambalinas el Bayern intentó hasta última hora llevar el noruego a Baviera. El polaco se irrita, ya no quiere estar.

Sabe del interés del FC Barcelona, sería una pieza clave en el equipo y, sobre todo, tiene una oferta de contrato hasta 2025, no hasta 2024, como pretende el Bayern. Ve con impotencia que su rendimiento no le basta para ganar determinados premios. La Ciudad Condal es una plaza mediática, ahí puede ponerle la guinda al pastel.

Comienza la guerra. Zahavi pega el primer golpe con declaraciones a la prensa, pocos días después Lewandowski demuestra que lo de su agente no fue pura iniciativa, él está decidido a marcharse y lo va a dejar claro.

“Mi etapa en el Bayern se ha acabado. No veo ninguna posibilidad de seguir jugando aquí. Bayern es un club serio y no creo que me retengan simplemente porque haya un contrato. Un traspaso es la mejor solución.” – Robert Lewandowski

Pini Zahavi

Zahavi es un viejo zorro de los negocios, tiene bajo su dirección a importantes figuras en activo y a varios dueños de clubes. Sus relaciones con los decisores bávaros no son las mejores, sobre todo con Hasan Salihamidzic, el director deportivo. Ambas partes llegaron a un punto de quiebre durante las negociaciones por la extensión del contrato de David Alaba. En aquel entonces no hubo acuerdo, el austriaco se marchó a Madrid.

La renovación de Kingsley Coman también iba por camino turbulento mientras él representaba al francés, quien determinó despedirlo. Poco tiempo después, Coman consiguió un nuevo contrato.

Solo le queda Robert Lewandowski en el Bayern y sabe que tiene la última oportunidad de sacar una gran tajada con la firma de un nuevo acuerdo. Conoce, además, que, con él, Brazzo y Oliver Kahn, hablarán únicamente lo estrictamente necesario. Avisa al polaco del interés oculto de su club por Haaland.

Cuando todo se hace público es el primero en dar el golpe, se sabe con ventaja en las negociaciones, en definitiva, está haciendo bien su trabajo, busca una comisión de traspaso y el mejor trato posible para su representado. Otra cosa son los métodos para lograr ese objetivo. Quizás crea que el fin justifica los medios, ¿quién sabe?

La directiva bávara

Oliver Kahn, Hasan Salihamidzic y Marco Neppe tienen un enorme peso sobre sus hombros. Sustituir a Uli Hoenebs y Karl Heinz Rummenigge es de las tareas más complicadas que pueda existir en este negocio. Los tres son personas capaces, no están ahí por gracia divina, pero su capacidad es directamente proporcional a su inexperiencia, y en esto último Zahavi les gana por goleada.

De la anterior administración heredaron políticas que gustan más, o menos, a la afición, pero que han demostrado ser efectivas para la salud deportiva y financiera del club. Una de ellas es la de no ofrecer más de un año de contrato a jugadores de 30 años, pues a esa edad el rendimiento puede decaer bastante de una temporada a otra, sin contar que aumenta el riesgo de lesiones. El recuerdo de dos leyendas como Arjen Robben y Frank Ribery está fresco en sus memorias.

No obstante, ahora hay una situación inusual, tres pilares de la plantilla sobrepasan esa edad, pero no muestran síntomas de cansancio. Manuel Neuer, Thomas Müller y Robert Lewandowski siguen a todo tren. Por primera vez en mucho tiempo el club tiene que poner en una balanza la política y el rendimiento de tres de sus mejores activos; les toca decidir a ellos, los inexpertos.

Escucha la última edición de la Central de Fichajes de Mi Bundesliga para no perderte ningún movimiento del mercado de verano.

La conclusión a la que llegan es un término medio entre su política y lo que piden los jugadores. La extensión será hasta 2024, con opciones de otro año y en algún que otro caso una pequeña mejora salarial. El club considera que no hay apuro, aún tienen más de un año para negociar, pero no cuentan con los factores externos que aceleran la desesperación del polaco.

La prensa flaco favor les hace insistiendo con sus deseos ocultos de fichar a Haaland. Ellos, tal vez por respeto, se mantienen en la sombra en la negociación, ¿pero qué pecado cometen por ir tras el que hasta ahora se erige como el heredero del status de mejor delantero del mundo? Velar por el futuro del club también es una prioridad en München.

Andan con cautela, se muestran serenos, demoran a propósito las reuniones con los agentes, como si eso les hiciera ver en una posición de ventaja. El resultado es nefasto, no puede ser otro, le dieron tiempo de maniobra a Zahavi y este no lo desaprovechó. Esta actitud, además, terminó por convencer al delantero de que luego de tantos años y goles no era la primera opción.

Ante las primeras muestras de molestias de Lewandowski, apuran las negociaciones con Müller y Neuer; son efectivas, pero con el polaco ya es tarde. Brazzo está encima de un volcán en erupción, la afición no le perdona la salida de Flick y el fracaso en la renovación de Alaba. A todo lo anterior se suma que parece depredador dormido. En el mercado todos le roban de las manos los posibles refuerzos. Tienen que cambiar la imagen.

Juran y perjuran que no dejarán salir a Robert, lo hacen público, planean la nueva temporada con él, no tiene precio su cuota goleadora, aunque en sus adentros puedan ser conscientes de no hay posibilidad de arreglo. La relación club-jugador se rompió.

Las llegadas de Noussair Mazraoui y Ryan Gravenberch, sumadas a los rumores de Sadio Mané y Sasa Kalajdzic adicionan puntos con los hinchas. De todos modos, Zahavi echa sal en la herida y el propio Robert se encarga de provocar la hemorragia. El Bayern parece desangrarse.

Kahn responde, con una diplomacia impropia de su carácter como futbolista, y sobre todo con una pasividad que lo aleja del molde de Uli Hoenebs.

“No puedo decir por qué Robert escogió este camino. Declaraciones públicas como esa no te llevan a ninguna parte.” –Oliver Kahn

La afición y su opinión acerca de la situación de Robert Lewandowski

Todo este conflicto solo ha generado irritación en la afición. Unos arremeten contra el director deportivo y su incapacidad para gestionar renovaciones. Otros, decepcionados por las palabras de Lewandowski, se han bajado de su barco, entienden que nada justifica faltar el respeto a la institución.

Las opiniones son variopintas, todos tienen una, además, de este lado hay cero poder de decisión sobre el desenlace del conflicto.

De esta situación, vista las posibles percepciones de cada parte, solo resta decir:

  • La directiva bávara cometió un error tonto, hasta las piedras sabían que Haaland era inviable económicamente para el club y las posibilidades de traerlo eran escasas. Ese es el detonante del conflicto, sin ese error no estuvieran esta situación.
  • Zahavi busca lo mejor para él: quitarse al Bayern del medio, ganarse un nuevo aliado en Barcelona, y llevarse una buena tajada de dinero. Su modus operandi es conocido, enemistar jugadores con el club, filtrar rumores antes de partidos importantes, armar caos. Sucedió con Alaba, se repitió con Coman hasta que lo despidió y es lo que hace ahora.
  • El polaco le está dando la espalda a los mejores años de su carrera. Lanza fuego contra un club que lo convirtió en el mejor jugador del mundo, aunque es cierto que sus dirigentes tampoco tuvieron en cuenta esa historia. Aun así, cabe resaltar que los errores del Bayern no son tan graves como para provocar esta reacción. Las renovaciones de plantillas son un proceso natural.
  • El Bayern debería dejarlo salir, no sin antes tener un remplazo que, al menos, medianamente, supla su cuota goleadora. Tarea complicada.
  • Ambas partes, por el bien del club y la afición, deberían sentarse a negociar y llegar a un acuerdo.
  • Es imperdonable que FC Bayern y Robert Lewandowski finalicen en malos términos, si eso sucediera TODOS serían culpables y sobre todo una mancha gigante en el expediente de la nueva directiva. No hay justificación.