El fútbol es un estado de ánimo


Qué auténtica locura. Nada de lo que ocurrió ayer en el Parken de Copenhague tiene un sentido racional. El duelo de octavos entre Croacia y España pasará a la historia de la Eurocopa como uno de los partidos más emocionantes, imprevisibles y alocados que se han jugado nunca en las rondas eliminatorias de este torneo. La selección de Zlatko Dalic consiguió mandar el partido a la prórroga con una remontada vibrante en el tramo final gracias a dos goles en los últimos 10 minutos después de que España llegase al desenlace del choque con un abultado uno a tres a su favor. Dice Jorge Valdano que el fútbol es un estado de ánimo y este lunes cualquiera que se sentase a ver este partido pudo dar buena fe de ello. El encuentro empezó muy mal para España, con un fallo de Álvaro Morata muy claro en el área al intentar rematar un centro de cabeza y un error garrafal de Unai Simón al intentar controlar un balón tenso con el pie delante de su portería, y sin saber aún muy bien cómo Croacia se vio por delante en el marcador cuando apenas había superado la línea divisoria de los dos campos. España logró empatar poco antes del descanso, gracias nuevamente a un Pablo Sarabia enchufadísimo en esta Eurocopa, y ese gol calmó a los de Luis Enrique cuando peor lo había pasado. Pero es que todo lo que ocurrió después en el choque, en una jornada ya histórica, carece de una lógica coherente para cualquier mortal.

Croacia 3 (Pedri 20′ pp., Orsic 85′, Pasalic 90′)
España 5 (Sarabia 38′, Azpilicueta 57′, Ferran 77′, Morata 100′, Oyarzabal 103′)

CRO-ESP vs Away team - Football tactics and formations

España, fruto de sus propios errores, debió rehacerse varias veces en el encuentro para mantenerse con vida. Y no hay mejores ejemplos que los de Álvaro Morata y Unai Simón; dos futbolistas que fallaron claramente en la primera parte, y que, a la postre, acabaron siendo los dos mejores de la selección en la prórroga. Con un golazo del primero, muy participativo en todo momento de espaldas a portería para fijar y arrastrar a la defensa croata, en una actuación muy sacrificada en lo físico; y con las intervenciones sobre la línea de gol del segundo, arriesgando mucho además con los pies para atraer la presión rival y jugar con los cercanos, los intermedios y los alejados, derrochando personalidad para sobreponerse al error del 1-0. España consiguió calmarse poco después de ese gol encajado volviendo a su plan de origen: regresando a los pies de Sergio Busquets, que hasta la acción desafortunada del gol en propia puerta estaba siendo el mejor futbolista del partido consiguiendo recibir arriba, juntando y moviendo a España, y alimentando a los dos interiores (Pedri, izquierda, y Koke, derecha) en los intervalos pivote-interior de cada lado de Croacia; y encontrando en Pablo Sarabia un elemento de desequilibrio cerca del costado. El actual futbolista del PSG dota a esta selección de amenaza, descaro y desborde en metros finales: tres elementos muy necesarios en la actual selección española de Luis Enrique.

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Luis Enrique mantuvo de inicio el sistema 4-3-3, aunque en esta ocasión introdujo dos cambios relevantes en el once titular: José Luis Gayá, lateral izquierdo, por Jordi Alba, y Ferran Torres, extremo izquierdo, en detrimento de Gerard Moreno. España quiso tener el balón desde el arranque y lo tuvo también en el tramo final de la primera parte, una vez consiguió reponerse de la acción tan absurda entre Pedri y Unai Simón. Zlatko Dalic intervino a nivel táctico y trató de ensuciar las recepciones de Sergio Busques en medio campo. El centrocampista del FC Barcelona comenzó el partido muy lateralizado en el costado derecho, interviniendo casi como un tercer central en la salida de balón mientras que Koke se adueñaba de la posición de pivote, pero ese detalle táctico, que pretendía hacer bascular a Croacia desorganizando sus vigilancias defensivas, apenas se extendió unos pocos minutos en la primera mitad y Busquets jugó todo el tiempo en su posición más habitual en el centro del campo. Una de las muchas claves estuvo en los lados del pivote de Croacia, Marcelo Brozovic, que vio cómo España lograba llegar fácil cerca de su posición para encontrar en estas zonas a sus dos interiores. De hecho, recibiendo dentro y con ventaja, con tiempo y espacio para levantar la cabeza y encarar el área, Pedri, el interior izquierdo del 4-3-3 de la selección de Luis Enrique, hundió a la defensa croata a través de la conducción, combinó con Ferran Torres (en izquierda, a pierna cambiada), y este asistió a un César Azpilicueta mucho más avispado que su marcador, Josko Gvardiol (que volvió a sufrir muchísimo como lateral izquierdo), en la acción del 1-2 de la selección. Una jugada con potencial para explotar.

Luka Modric trató de meter a Croacia en campo rival a través de sus pases. Foto: James Wilson/Focus Images Ltd
Luka Modric trató de meter a Croacia en campo rival desde sus pases. Foto: James Wilson/Focus Images Ltd

De hecho, el propio Gvardiol volvió a salir en la imagen del tercer tanto de España. Dalic no tuvo más remedio que quemar todas las naves en la segunda parte, con su selección cayendo por la mínima, y antes de que Ferran Torres hiciese el 1-3 en un desplazamiento de balón largo de Pau Torres de izquierda a derecha, optó por defender con los tres centrales atrás (Domagoj Vida, Duje Caleta-Car y Josko Gvardiol) y falseó las posiciones de los recién incorporados Josip Brekalo (derecha) y Mislav Orsic (izquierda) para que actuasen como teóricos carrileros desde fuera. Sin embargo, ninguno de los dos tiene el talento defensivo de un especialista en esta posición y eso lo aprovechó España para crecer, estirarse y castigar a Croacia por sus pasillos exteriores. Dicho lo cual, Orsic fue uno de los mejores futbolistas del partido entrando desde el banquillo. Revolucionó el encuentro con su entrada, una puesta en escena realmente impactante por carácter y talento, ofreciendo todo tipo de recursos técnicos para girar y desbordar a España desde su sector, y suyo fue el tanto del 2-3 y el centro del empate a tres definitivo sirviéndole una gran asistencia a Mario Pasalic para que este, de cabeza, rematase en el área; otro futbolista de la Atalanta que sale reforzado con este gol.

Sin embargo, lo que Zlatko Dalic había empleado para remontar el duelo, introduciendo atacantes y cambiando el sistema para darle un acomodo relativamente lógico a todas las piezas, se convirtió en un argumento positivo para España en la prórroga. Croacia empezó el tiempo extra con una línea de cuatro atrás, como en el inicio del partido, pero esta vez con Brekalo como lateral derecho, y el futbolista del Wolfsburgo flojeó también (como puede parecer evidente) en la defensa de su costado; de hecho, se tragó el centro a Morata al segundo palo en la jugada del 3-4: un envío que Morata controló con el pie derecho y reventó con el alma con su pie izquierdo. Oyarzabal hizo el cuarto, de nuevo tras un pase de gol de Dani Olmo, que asistió en los dos últimos goles de la selección, aprovechando las facilidades que Croacia estaba concediendo por los dos costados, y mediante un Pedri espléndido en la gestión de los minutos finales. El futbolista canario volvió a lucir en el tramo final del encuentro, como ante Suecia, teniendo más frescura mental que nadie para leer el juego, entenderlo, e imponer sus condiciones sobre el escenario decidiendo dónde, cómo, cuándo y por qué antes y después de recibir, que es lo más impactante en el juego de Pedri: que es capaz de darse ventajas a sí mismo desde su altísima compresión de todo lo que sucede en su entorno para darle oxígeno al equipo quitándoselo al rival, que es lo que mató a Croacia.

Luis Enrique sigue probando cosas nuevas dentro de la pizarra táctica. Foto: Luis Tato/Focus Images Ltd
Luis Enrique sigue probando cosas nuevas dentro de la pizarra táctica. Foto: Luis Tato/Focus Images Ltd

Croacia llegó fundidísima a los minutos finales de la prórroga, cada vez más partida y menos compenetrada en todos sus esfuerzos, como es lógico después de un desgaste físico y emocional de este calibre, y a pesar de que Modric lo intentó de todas las maneras posibles para sacar y hacer correr a su selección en campo contrario; España jugó la segunda parte del tiempo extra con bastante personalidad para dormir el partido a través de la posesión moviendo la pelota de una esquina a otra. La selección de Luis Enrique llega lanzada anímicamente al duelo del próximo viernes ante Suiza, ya en los cuartos de final, pero, por ponerle un último pero a la victoria de este lunes ante Croacia (que hay unos cuantos, como ya hemos ido detallado, pues no por casualidad ha desperdiciado una ventaja de dos goles antes del 90’), llega a ese partido con una gran duda en el eje de su defensa para acompañar a Aymeric Laporte: Eric García y Pau Torres no convencen, y, a todo esto, en otro orden de cosas, Llorente sigue relegado a un puesto intrascendente sin jugar de lateral ni de interior.

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Foto de portada: Ryan Dinham/Focus Images Ltd.