El fútbol siempre está – MarcadorInt


El fútbol es todos los vicios juntos. Tiene del tabaco que quieres probarlo pronto, tiene del alcohol que te desinhibe, tiene de los porros que es una liturgia, tiene de la cocaína que una mala noche te hacer comer techo. Al final, si sumas todo eso, el fútbol es el mejor vicio, no tanto porque sea sano o insano, sino porque no te domina. Puedes dejarlo cuando quieras. Es como si, en lugar de que tu vicio sea el fútbol, tú fuera el vicio del fútbol. Es él el que siempre está pendiente de ti.

A veces pasas del fútbol porque ya no te engancha. Porque odias el fútbol moderno, porque qué es la Nations League, porque cómo que Mundial cada dos años. Puede ser que ahora prefieras una serie, puede ser porque, en épocas de frenesí y audios de WhatsApp a 1.5, el fútbol tiende a ralentizarse. En lugar de hacer algo para acelerarlo, la solución, por llamarlo de alguna manera, es añadir diez minutos más. Es decir, que siga habiendo parones, que los partidos sean más largos, ya se añadirá lo que haga falta y en ese tiempo añadido se jugará cada vez menos.

A veces pasas del fútbol porque no es lo mismo que antes. No es tanto que haya cambiado el fútbol, es que has cambiado tú. De niño lo veías con tu familia, de adolescente lo veías con tus amigos, de joven lo veías con tu pareja, y ahora a lo mejor ya no puedes verlo porque trabajas. O porque estás cansado. Darle importancia a la vida es el peor enemigo del fútbol: ¿para qué esforzarme en esto si me levanto a las seis de la mañana?, te hace preguntarte.

A veces pasas del fútbol porque tu equipo está hecho polvo. Ha descendido, ha perdido al mejor jugador, ya no pelea por los títulos, ya no juega bien. Ojos que no ven, corazón que no siente, y no hay músculo que se ejercite más desde el sofá que el corazón. Si no ves a tu equipo perder, es como si no perdiera. Hay dos partidos fútbol: el que juega el equipo y el que juegas tú en tu cabeza. No ver fútbol es como poner agua oxigenada a una herida. A lo mejor pica al principio pero después se cura. Eso siempre pasa. No sabes si te gusta el fútbol a pesar de tu equipo o si te gusta tu equipo a pesar del fútbol. Puedes hasta reírte del fútbol y pensar que es una pena que termine La casa de papel ahora que podrían inspirarse para muchos motes con la Conference League y podrían llamarlos Jablonec o Randers, o puedes pensar que hay días que la delantera del Barça parece un capítulo de El cuento de la criada. De Jong, Depay, Demir.

Le puedes pedir un tiempo que te lo va a dar. Y si algún decides volver, no te preocupes, el fútbol siempre estará. Vete las veces que quieras que la pelota te estará esperando. Es el amigo más fiel, el mejor secundario de la ficción. El fútbol es Ron Weasley. El fútbol es Nala. El fútbol es El genio de Aladdín: solo tienes que frotar la lámpara para volver a disfrutar. El fútbol es un tren del que te puedes bajar cuando quieras. Cuando tu equipo suba, cuando te equipo gane, cuando tu equipo fiche al mejor, cuanto te enganches a la nueva competición, te va a estar esperando en el andén.

Imagen de portada: Alan Stanford/Focus Images Ltd