La ecuanimidad de Carletto – MarcadorInt


“No me deprimo tanto cuando el resultado no es bueno”, dijo Carlo Ancelotti en una entrevista con el Financial Times, “no me alegro tanto cuando los resultados son buenos”

Esta idea podría resumir lo que mejor le caracteriza como técnico: la ecuanimidad

Carletto está a pocos días de lograr una hazaña sin precedentes en el mundo del fútbol: se convertirá en el primer entrenador en conquistar las cinco grandes ligas europeas. Junto con Zinedine Zidane y Bob Paisley, es el técnico con más títulos (3) de la principal competición del continente. También es, al lado de Marcello Lippi, Alex Ferguson y Miguel Muñoz, el entrenador que más veces (4) ha disputado el partido más importante de Europa a nivel de clubes. Está a dos encuentros de convertirse en el poseedor del récord. Y sin embargo, de alguna manera, parece que Ancelotti no termina de recibir el reconocimiento que merece. Quizá porque no es un dogmático, como su rival en la semifinal de esta noche o uno de sus maestros, Arrigo Sacchi; quizá porque es reacio a las grandes apariciones mediáticas. Quizá porque personifica muy bien lo que en su país llaman sprezzatura

El diccionario Treccani define la palabra como: “Actitud ostentosamente desenfadada, de estudiada despreocupación por parte de quien se siente muy seguro de sí mismo y de sus medios.” El término fue acuñado por el escritor lombardo Baldassare Castiglione en su libro “El Cortesano”. Es lo que inmediatamente viene a la mente cuando se ve la actitud de Ancelotti. Siempre sereno, incluso en momentos en los que lo natural sería desesperarse, como en las últimas semanas, cuando el Real Madrid perdía en la segunda parte y era eliminado en el Santiago Bernabéu, primero por el Paris Saint-Germain (0-1) y luego por el Chelsea (0-3).

“Cuando ves a Vito Corleone en El Padrino, ¿ves a un hombre débil y tranquilo o ves a un hombre calmado y poderoso que controla su situación?”, se preguntaba en su autobiografía.

Siempre resulta difícil recurrir a temas metafísicos como la psicología al analizar el juego, porque no son tangibles. Pero que contribuyen al resultado es un hecho. “José Mourinho sabe cómo tratar a un futbolista”, dijo Zlatan Ibrahimović, “pero Carlo sabe cómo tratar a una persona.” “Un padre, un maestro, divertido, simpático, la persona con la que he pasado los mejores años de mi carrera, el complemento definitivo para un jugador que quiere sentirse bien y dar todo lo que tiene”, afirmó Pirlo en su autobiografía. Gran parte de esto Carletto se lo debe a Nils Liedholm, una de sus mayores inspiraciones y diferente a cualquier otro entrenador que haya tenido. “Tuve técnicos que me decían: ‘Tienes que hacer esto porque yo te lo digo’. Yo no lo entendía. No puedo ser – come si dice? – autoritario.”

Muchos entrenadores y analistas hablan casi exclusivamente de táctica, como si el fútbol fuera una ciencia. Y no es que Carlo no sea un maestro también en esto; al fin y al cabo, jugó en el gran Milan de Sacchi, uno de los estrategas más sofisticados de la historia del fútbol, y fue su adjunto entre 1992 y 1995. “Es el mejor”, admitió Alessandro Nesta. “Tenéis que entender lo inteligente que es con sus tácticas.” “Yo digo que Carlo es el mejor y he trabajado con los mejores”, añadió Ibrahimović. “El mejor entrenador de todos los tiempos”, sentenció Alessandro Del Piero. 

Sin embargo, parece que Carlo vio que no todo es cuestión de estrategia. En sus inicios daba muestras de ser un radicalista táctico y un buen ejemplo de ello es un suceso de su época en el Parma. “Al principio era demasiado sacchiano”, dijo el entrenador en una entrevista con La Repubblica. “Sólo veía el 4-4-2. Con Sacchi había tenido una enorme satisfacción, tenía miedo de cambiar. Rechacé a Roberto Baggio porque, como trequartista, no encajaba en los esquemas”. Baggio se fue al Bologna, donde marcó 22 goles en la temporada 97/98.

Y Carletto, poco a poco, se fue haciendo maleable. “El incidente cambió el pensamiento de Ancelotti”, analizó Simon Kuper. “Ningún sistema, decidió, era más importante que los jugadores. Se volvió adaptable por convicción”. Esta característica fue uno de los factores que le ayudó a convertirse en uno de los entrenadores con más Ligas de Campeones de la historia. En 2003 colocó a Andrea Pirlo en el frente de la defensa en su 4-3-1-2; en 2007, sin Andriy Shevchenko, renunció al 4-4-2 que venía empleando y utilizó el 4-3-2-1, el famoso árbol de navidad, con Filippo Inzaghi suministrado por Kaká y Clarence Seedorf; en 2014 transformó a Ángel Di María en el interior izquierdo en su 4-3-3 que trajo al Real Madrid su tan anhelada décima Champions. Su capacidad de adaptación también le proporcionaría logros en Francia (primer título de liga del PSG en 19 años) y en Alemania. 

Tras su salida del club bávaro, en 2017, la sensación fue que Ancelotti, a pesar de una carrera increíblemente exitosa, había bajado un peldaño en el escenario de los entrenadores. “Después del Napoli y del Everton, esto es una vuelta a su lugar, a su nivel que había quedado atrás”, escribió Sid Lowe cuando el entrenador volvió al Real Madrid. 

Hace un año, Carlo estaba en la mitad de la tabla en el noroeste inglés; ahora está a dos partidos de una final de la Liga de Campeones y a días de ganar La Liga, algo que en verano era poco esperado, ya que el Madrid venía de una temporada 20/21 sin títulos y había perdido a Raphaël Varane y Sergio Ramos, la pareja de centrales multicampeona.

Carletto galvanizó al equipo. Thibaut Courtois, David Alaba, Luka Modrić y Karim Benzema forman una columna vertebral que está jugando a un nivel estelar esta temporada. El francés nunca se ha visto mejor y es un candidato más que creíble para el Balón de Oro. En la actual temporada (aún en abril) lleva 39 goles y 13 asistencias en 40 partidos, números más altos que en todas sus temporadas con la camiseta merengue. Vinícius, un jugador que hasta la llegada de Carlo seguía siendo criticado por no ser decisivo y que había tenido en la temporada 18/19 las mejores cifras de su carrera (siete goles y 13 asistencias), lleva ya 17 goles y 18 asistencias en 45 partidos este curso y se consolida como una pieza clave no sólo en el Real Madrid, sino también en la selección brasileña. A la pareja decisiva y al mediocampo ultracoronado a nivel europeo, Ancelotti ha recurrido a un complemento que ya había adoptado antes su discípulo Zidane: Federico Valverde, que oxigena toda la banda derecha. La estrategia ha funcionado.

El Real Madrid realiza una gran temporada, contra todo pronóstico. En la semifinal de la Champions se enfrentará al que probablemente sea el mejor equipo del continente en los últimos años, contra un entrenador que sí es —y con razón— reconocido como uno de los más grandes de todos los tiempos. Y fue contra Carletto que admitió haber sufrido la mayor derrota de su carrera: el 0-4 contra el Madrid en Múnich en la vuelta de las semifinales de la Champions de la temporada 13/14.

En los próximos partidos se abrirá un nuevo capítulo en el enfrentamiento entre ambos, que tras aquella semifinal se enfrentaron en cuatro ocasiones en choques entre el City y el Everton. Guardiola los ha ganado todos. Esta vez, Ancelotti intentará tranquilamente evitar que el catalán llegue a la final. Siempre fiel a su estilo. “La sencillez”, recita un apócrifo atribuido a Leonardo da Vinci, “es la máxima sofisticación.” 

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Foto de portada: Светлана Бекетова bajo licencia Creative Commons 3.o.