La Italia de Mancini: una selección con sello de autor


Italia será el rival de España en semifinales. La Squadra de Roberto Mancini se impuso este viernes a Bélgica en Múnich (1-2) en un partido que consiguió tener controlado la mayor parte del tiempo. La selección de Roberto Martínez tuvo ocasiones en la segunda parte para acabar empatando, cierto, y también es verdad que Gianluigi Donnarumma salvó hasta en dos ocasiones a Italia en la primera parte con dos intervenciones (una, a Kevin de Bruyne, y otra, a Romelu Lukaku) que seguramente tendrán su espacio en el resumen con las mejores paradas de esta Eurocopa, pero la Azzurra de Mancini es una selección que transmite frescura, dinamismo y creatividad por los cuatro costados. Se trata de una selección que está compitiendo en todos los sentidos (con la pelota y sin ella) potenciando a sus futbolistas a través de una serie de comportamientos y patrones que son aceptados y compartidos por todos sus hombres, de primero al último, y ayer demostró que también sabe sufrir ante las grandes. Dejando las individualidades y las claves tácticas, que ahora nos detendremos en todas ellas, Mancini ha conseguido impregnar a esta Italia de una capa de competitividad muy necesaria tras el fiasco de los últimos años (quedándose fuera del Mundial 2018).

Bélgica 1 (Lukaku 45′ pen.)
Italia 2 (Barella 31′, Insigne 44′)

ITA vs BEL - Football tactics and formations

Roberto Mancini es otro seleccionador que se está manteniendo fijo sobre el sistema 4-3-3, pues tampoco tiene razones para cambiarlo a estas alturas. Con Jorginho de pivote en medio campo, escoltado por dos interiores a su lado, Nicolò Barella (en la derecha) y Marco Verratti (izquierda), y dos extremos desde fuera, Lorenzo Insigne y Federico Chiesa (que fue la gran novedad en el once italiano), la Azzurra supo sobreponerse al buen inicio de partido de la selección belga para tomar el mando y demostrar una vez más que tiene argumentos y recursos para imponer su plan en cualquier escenario. Ante una Bélgica que fue regulando poco a poco su altura defensiva hasta defender recogida en su propio campo (a la caza de un contragolpe que le permitiese atacar corriendo y no estando, que es como más le ha costado a la selección de Roberto Martínez en la EURO), Italia supo interpretar bien el escenario para embotellar a su rival y girarlo en el último tercio del campo. Juntándose por izquierda, con muchos futbolistas que venían a pedirla al pie, como es el caso de Lorenzo Insigne, Marco Verratti y Leonardo Spinazzola, para después mirar hacia el otro sector y estirarse a través de la velocidad y la ruptura de los Nicolò Barella y Federico Chiesa, Italia consiguió atacar de una manera muy compacta a través de esas posesiones para después presionar de un modo muy eficaz tras pérdida; una de las cosas que mejor hace Italia.

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Es cierto que el hecho de que Italia atacase algunas veces con tantas piezas por delante de la línea del balón provocó, entre otras cosas, que su respuesta tras perder el esférico no siempre fuese la mejor en el primer tramo del encuentro, y eso lo aprovechó bien la Bélgica de Kevin de Bruyne y Romelu Lukaku para plantarse dos veces con mucho peligro en el último tramo y finalizar con dos tiros que sacaron lo mejor de Donnarumma en el área pequeña. Pero en cuanto Italia consiguió ajustar esas circulaciones, controlando mucho mejor las distancias de relación entre todos sus jugadores (cercanos, intermedios y alejados), cerró la puerta y escondió la llave ante una Bélgica que perdió su amenaza al espacio incluso minutos después del 0-1; la acción nace de una buena recuperación de Italia en la frontal del área ante una salida de balón de los centrales belgas. De hecho, pocos minutos después Insigne se inventó la jugada del 0-2 con un gran disparo (tras un recorte) desde fuera del área. Pero justo antes del descanso, Jérémy Doku, seguramente el mejor jugador belga sobre el campo, retó a Di Lorenzo, lo superó hacia línea de fondo y provocó el penalti del uno a dos (a la postre, definitivo). Un tanto que no cambió el partido por la reacción italiana.

Italia encadena 32 partidos invicta con Roberto Mancini. Foto: Paul Chesterton/Focus Images Ltd
Italia encadena 32 partidos invicta con Roberto Mancini. Foto: Paul Chesterton/Focus Images Ltd

Porque la Azzurra salió a dominar el segundo tiempo como lo había hecho en el primero. Dejando como hasta entonces que Giovanni Di Lorenzo actuase como tercer central en la salida de balón, lo cual provocaba una situación de igualdad numérica ante los puntas belgas (Lukaku, que empezó el duelo abierto en banda derecha; De Bruyne, por dentro; y Doku, en izquierda), la cual posteriormente era rentabilizada por los tres centrocampistas de la Azzurra a diferentes alturas. Moviendo el balón rápido y corriendo donde y cuando tocaba hacerlo para separar las líneas de presión belgas y atacar con tiempo y espacio para pensar en los metros finales, Italia consiguió adueñarse de los primeros compases de la segunda mitad con una propuesta que se mantiene viva durante todo el encuentro. Algo evidentemente clave.

Bélgica, como no podía ser de otra forma, apretó con el paso de los minutos. Creció en el partido desde la altísima inspiración de un Jérémy Doku bastante eléctrico desde el costado izquierdo, muy resbaladizo en todas sus acciones para recibir en banda y buscar la frontal del área para disparar con su pie derecho, pero le faltó un punto de acierto y determinación en el remate para volver a comprometer a Donnarumma. Los centrales italianos, Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, consiguieron controlar en la medida de lo posible a un Lukaku mucho menos agresivo, participativo y mortal que otras veces, y lo hicieron con la serenidad de dos veteranos curtidos en mil batallas. La Bélgica de Bob Martínez pudo acabar rascando un empate en la segunda parte, y de hecho no se quedó demasiado lejos de conseguirlo, pero en líneas generales su partido fue algo pobre. Más allá de las jugadas que consiguieron generar sus tres principales puntas, Bélgica, a nivel de juego, dejó bastantes cosas a deber en términos de peligro, profundidad y desborde, y visto lo mucho que le ha costado en esta Eurocopa afrontar este tipo de escenarios no puede decirse que este tropiezo haya sido un accidente. La mejor generación belga de la historia (casi con total seguridad) se despide de este torneo sin tampoco tocar metal, y muy probablemente esta haya sido la última gran oportunidad de lograrlo con estos futbolistas antes de que el relevo generacional se abra paso en todas las líneas. Italia, por su parte, vuelve a demostrar una noche más que está para competirle de tú a tú ante cualquiera, y aprovecha para mandarle un mensaje claro a España: la selección de Luis Enrique necesitará muchas más cosas de todas las que ha enseñado por ahora para tumbar a una Azzurra viva, alegre, divertida y muy competitiva.

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Foto de portada: Paul Chesterton/Focus Images Ltd.