Los aficionados del fútbol alemán contra los inversores – Mi Bundesliga


A muchos les habrá llamado la atención que en las últimas semanas estemos teniendo descuentos tan largos en la Bundesliga. Sin ir más lejos, el Union Berlín, marcó su único gol en el duelo ante el Wolfsburg en el 45′ + 25. Esto se debe a que las gradas alemanas llevan en pie de guerra desde comienzos de año por la posible entrada de inversores en el fútbol alemán. Las hinchadas están protestando de todas las maneras posibles: desde el lanzamiento de bolas de tenis al césped hasta pancartas criticando a la DFL o parando la animación a su equipo durante los primeros 12 minutos de los partidos. Intentamos explicar en este artículo lo sucedido…

La lucha del fútbol alemán por mantener sus tradiciones

El fútbol alemán es sin duda el más tradicional de las principales Ligas europeas. Hay varios ingredientes que así lo corroboran como la ley del 50+1, que dificulta a los inversores tener el control de los clubes, y la mentalidad romántica de las hinchadas que pretenden que sus competiciones se mantengan lo más auténticas posibles. Cuando algún elemento ha intentado desvirtuar su forma de entender el deporte, el ruido en las gradas ha sido ensordecedor.

Pasó con la llegada de Red Bull a Leipzig, el club más odiado del país, que encontró un agujero legal para cumplir la normativa alemana aun yendo totalmente en contra del espíritu de la misma. También con la excepción a medida para Dietmar Hopp y su Hoffenheim, evitando la regla del 50+1 para que el fundador de SAP pudiera tener el control mayoritario del club (Hace unos meses decidió devolver sus acciones tras el gran rechazo que tuvo de los aficionados de la mayoría de clubes). Y por supuesto con el fútbol de los lunes, que finalmente fue desechado por la DFL tras grandes protestas en cada uno de los partidos jugados fuera del fin de semana.

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Un diamante en bruto para los inversores

Aun así la Bundesliga tiene un gran atractivo para los inversores. El fútbol alemán está poco explotado y los clubes generalmente no tienen una apertura de miras mundial. Por poner un ejemplo, el pasado verano solo Bayer Munich y Borussia Dortmund hicieron una gira internacional en verano, con la consiguiente queja de Uli Hoenness al resto de clubes diciendo que no hacían nada porque creciera la marca. En un mundo cada vez más globalizado, se ve a la competición alemana con el potencial de atraer a muchos más espectadores que sientan fascinación por el ambiente en las gradas y por las jóvenes promesas que desputan en el país teutón antes de irse a torneos como la Premier League o la Liga.

Por todo ello, los grandes fondos de inversión del mundo quieren un trozo del pastel y la DFL no le hace ascos a que entre más dinero en el fútbol alemán. Desde que se conoció la noticia de esta posible entrada de capital, la mayoría de aficiones se posicionaron en contra y muchos directivos salieron a dar su punto de vista sobre lo que votaría su club. Parecía claro que el NO sería mayoritario y así fue en una primera instancia. Pero la recompensa era demasiado suculenta para dejar pasar la oportunidad y la DFL propuso una segunda votación secreta (apenas unos meses después) para ceder a un fondo un porcentaje de los derechos de televisión a cambio de una inversión en marketing para dar a conocer la competición fuera de las fronteras alemanas…

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La votación que desató el caos

24 a favor y 12 en contra. Casualmente se consiguieron los votos justos para lograr los 2/3 necesarios para aceptar la propuesta. La votación era secreta pero muchos clubes dijeron abiertamente su postura. Algo no cuadraba entre lo dicho y lo votado, y las miradas se dirigieron a Martin Kind, el polémico directivo del Hannover que lleva años intentando tener más poder dentro del club a pesar del rechazo de los propios socios. Estos votaron un NO rotundo en la asamblea pero él parece que cambió a última hora para dar el SÍ decisivo. Desde ese mismo instante las aficiones se comenzaron a movilizar para dejar claro que si no iban a ponerlo sencillo para que se vendiera su competición a porciones.

Comenzaron con 12 minutos de silencio al comienzo de cada partido y pancartas de «No a los inversores». Viendo que la protesta no tenía mucha visibilidad pasaron a métodos más efectivos como lanzar pelotas de tenis y monedas de chocolate al césped en mitad de los partidos. Primero lo hicieron tímidamente y estas últimas jornadas han frenado encuentros durante más de media hora ante la seria amenaza de la suspensión en muchos de ellos. De ahí los descuentos eternos… Algunos jugadores han hecho gestos visibles de enfado a sus propias aficiones cuando se frenaban los partidos pero otros como Christopher Trimmel, el capitán del Union, lo entendieron y respetaron: «Creo que una protesta debe molestar, porque de lo contrario no la verás ni la escucharás».

¿Qué inversores podrían llegar al fútbol alemán?

La DFL ha invitado a los representantes de los aficionados para explicarles lo que supone esta entrada de un fondo de inversión (los candidatos son Blackrock o CVC, que ya está en Ligas como la española) pero las hinchadas no tienen ningún interés en sentarse con ellos. También sacaron un comunicado dejando claro que esta iniciativa solo tenía ventajas y ningún problema oculto ya que se seguiría cumpliendo el 50+1 y los clubes seguirían perteneciendo a sus socios. La respuesta de los aficionados en una pancarta que se pudo ver en An der Alten Försterei: «¿Las langostas del capital privado no quieren influencia? No nos toméis por tontos»