Luiz Henrique, el baile brasileño camino del Benito Villamarín


“El juego brasileño del foot-ball es algo así como la danza”, escribió el famoso sociólogo brasileño Gilberto Freyre en su libro Novo mundo nos trópicos. “Esto se debe a la influencia, ciertamente, de los brasileños de sangre africana, o que son marcadamente africanos en su cultura: ellos son los que tienden a reducir todo a la danza —trabajo o juego”.

Luiz Henrique es un claro ejemplo de esta forma de jugar: la manera en que se pasea por el campo con el balón pegado a la zurda, engañando a los rivales con el balanceo de su cuerpo, recuerda inevitablemente a un bailarín que practica su oficio. Cada vez que recibe el balón, los aficionados se ponen de pie. Se crea la expectativa de que algo especial sucederá. Con su larga zancada y su deslumbrante habilidad para el regate, el chico ha causado la desesperación de muchos defensas en el Brasileirão: se escapa tanto por la derecha como por la izquierda, lo que le convierte en un jugador imprevisible; la sensación es que hace algo inesperado en cada movimiento. Y no sólo eso: con el tiempo ha mejorado su capacidad de decisión; su remate es potentísimo.

“Alto, fuerte y cada vez más versátil, Luiz Henrique indudablemente está destinado a una gran transferencia en poco tiempo”, escribió Tim Vickery en ESPN días antes de que se supiera que el Fluminense había llegado a un acuerdo con el Real Betis por su traspaso. El chico de 21 años es físicamente diferente de los otros jóvenes extremos que han salido de Brasil en los últimos años con destino a Europa, como Vinícius Júnior, Rodrygo, Antony, Everton y Gabriel Jesus: tiene 1,82m de altura y es fuerte en el plano físico. La misma altura, por cierto, que Gerson, también él formado en las inferiores del Fluminense y que ahora está en el Olympique de Marseille. El estilo de ambos se asemeja, al menos si comparamos a Luiz con Gerson al principio de su carrera, cuando jugaba partiendo desde la derecha a pie cambiado. Sin embargo, progresivamente —y especialmente en 2019 en el Flamengo de Jorge Jesus— se ha transformado en un todocampista actuando en un doble pivote. No parece que éste vaya a ser el destino de Luiz: aquí se trata de un extremo puro, de los que les gusta desafiar al rival. Lo suyo es el regate.

“Hay una tendencia aquí”, analizó Vickery al hablar de los extremos invertidos. “Con las líneas defensivas profundas de Brasil, hay espacio, sobre todo en las bandas, para que este tipo de extremos tomen el balón y aceleren con él para cortar hacia dentro a su pie más fuerte”.

Luiz Henrique formaba parte del sub-17 del Fluminense que maravilló a Brasil en 2018 y que era tratado como la “Generación de Oro”. Ese equipo jugaba en un 4-3-3, con Luiz Henrique por la derecha, João Pedro en el centro y Marcos Paulo en la izquierda. Luiz no era el más destacado. Los dos últimos subieron al primer equipo al año siguiente y pronto se fueron al Watford y al Atlético de Madrid, respectivamente. Luiz Henrique no debutó como profesional hasta el segundo semestre de 2020. Pese a todo, su ascenso fue rápido: terminó esa temporada ya como titular; en 2021 se consolidó como el principal jugador ofensivo del Fluminense y en 2022 comenzó el año como el mejor jugador del equipo. “En el futuro, cuando Luiz Henrique esté en la Seleção, quiero decirle a mi hijo que jugué con él en sus inicios”, dijo Fred en una entrevista junto a él tras la victoria del Flu sobre el Bragantino el año pasado.

Xerém es un barrio de Duque de Caxias, una ciudad situada en la periferia del gigante Río de Janeiro, a los pies de la hermosa Sierra Fluminense, que da acceso a ciudades como Teresópolis y Petrópolis. Y “Xerém” se ha convertido en sinónimo de excelencia en lo que respecta a la formación de jugadores en Brasil, ya que es aquí donde se ha construido el centro de formación de jóvenes del Fluminense, uno de los mejores del país. En los últimos años, muchos han dado el salto al fútbol europeo: Marcelo Pitaluga (Liverpool), Roger Ibáñez (Roma), Marlon Santos (Shakhtar), Ayrton Lucas (Spartak de Moscú), Gerson (Olympique de Marseille), Wendel (Zenit), Metinho y Kayky (Manchester City), Marcos Paulo (Atlético de Madrid), Evanilson (Porto) y João Pedro (Watford) son algunos ejemplos. También hay otros nombres que juegan en rivales brasileños, como Gustavo Scarpa (Palmeiras) y Pedro y Marinho (Flamengo). En el primer equipo del Flu, Calegari, Matheus Martinelli, Luiz Henrique y André (elegido mejor jugador joven del Brasileirão 2021) son titulares y otros como Luan, Matheus Martins y John Kenedy son esperanzas para el futuro próximo. La prolificidad es asombrosa. Y Luiz Henrique es quizás, de todos estos nombres, el que más ha conquistado a los aficionados tricolores. Parte de esto se debe a su actitud, es cierto: es un chico entrañable, siempre sonriente y muy humilde, pero nada de esto le serviría si no demostrara en el campo por qué es una de las mayores promesas del fútbol brasileño en los últimos años.

Pero si es un jugador tan especial, ¿por qué se va por tan poco? Y no es que el Fluminense necesitara venderlo desesperadamente debido a su contrato, que se extendía hasta 2025. Recientemente, algunos jóvenes han dejado Brasil por valores muy elevados: Lucas Moura y Lucas Paquetá fueron vendidos por unos 40 millones de euros; Gabriel Jesus, Oscar, Arthur, Reinier y Gabriel Barbosa por unos 30; Yuri Alberto, Bernard, Renan Lodi, Bruno Guimarães, Gerson, Everton, Paulinho y David Neres por unos 20; Luiz Henrique por 13, incluidas las primas. Es algo que ha de ser celebrado en las oficinas del Real Betis y algo que fue deplorado por los aficionados del Fluminense.

El club carioca, de hecho, estaba protagonizando un inicio de temporada espectacular hasta el partido de vuelta de la segunda tercera ronda de play-offs de la Copa Libertadores contra el Olimpia: llevaba 14 partidos invicto, había ganado los tres derbis, conquistado la Taça Guanabara (la primera fase del Campeonato Carioca), eliminado al Millonarios colombiano en la segunda fase de los play-offs con dos victorias y derrotado al Olimpia en Río de Janeiro por 3-1, con, cómo no, un espectacular gol de Luiz Henrique. El partido de vuelta era el miércoles siguiente; el sábado se filtró la noticia de que Luiz Henrique había sido vendido. Los aficionados se rebelaron. Mário Bittencourt, presidente del club, fue duramente criticado en las redes sociales y tuvo incluso que convocar una rueda de prensa el domingo para explicar la venta. “El Fluminense necesitaba este dinero”, se justificaba. El temor era que el revuelo creado por la venta de la joya sacudiera al equipo, que el miércoles jugaría un partido decisivo, que valía la clasificación para la Libertadores. El Flu perdió 2-0 y en la tanda de penaltis, 4-1.

En principio, Luiz permanecerá en el Fluminense hasta el mes de julio y después se marchará a España para hacer la pretemporada con los béticos. En Río de Janeiro, su marcha generó una revuelta nunca vista ante la salida de un jugador del Fluminense; en Sevilla esto sólo puede significar una cosa para los aficionados verdiblancos: deben estar más que contentos; además de Luiz Felipe, llega otro brasileño.

El Real Betis parece tener una relación especial con los brasileños. Quizás ayudados por el clima cálido de Sevilla y la afabilidad de los andaluces, aquí se sienten como en casa. Edu llegó en 2004 y marcó 39 goles en 151 partidos. Jugó junto a Marcos Assunção (152 partidos) y Ricardo Oliveira (36 goles en 71 partidos); todos ellos titulares en la histórica temporada 2004/05. Denilson formaba parte de la plantilla. No fue titular ese curso, pero ya lo había sido en temporadas anteriores: en total jugó 184 partidos con el club, marcando sólo 14 goles. Eso sí, fue una decepción por el precio que costó (31,5 millones de euros), lo que supuso el traspaso más caro de la historia del fútbol hasta ese momento. También lo fue Rafael Sóbis, el héroe del triunfo del Internacional en la Copa Libertadores de 2005, que llegó al Villamarín con 21 años y con estatus de superestrella. Sin embargo, sólo marcó ocho goles en 61 partidos.

Se espera que con Luiz Henrique la historia sea diferente y que se convierta en un ídolo como los tres brasileños titulares de esa histórica temporada 2004/05, en la que el club acabó cuarto en la liga —clasificándose para la Liga de Campeones por primera vez en su historia— y ganó la Copa del Rey. La temporada actual, bajo el mando de Manuel Pellegrini, se asemeja bastante a aquella. Y los béticos tienen ahora otro motivo para sonreír, como lo hizo Luiz Henrique cuando marcó uno de los goles más bonitos del fútbol sudamericano este año contra el Olimpia. En un vídeo que se ha viralizado en las redes sociales, se puede ver la jugada a cámara lenta, con el chico pasando por delante de Fernando Cardozo y dejando a Iván Torres en el suelo. Al final, cuando ve que el balón se dirige a la portería, se le escapa una sonrisa. Es la misma sonrisa que debe haber aparecido en la cara de todos los béticos cuando se enteraron de que Luiz Henrique vestirá a partir de ahora la camiseta verdiblanca.

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Foto de portada: Zorillo-Estepa bajo licencia Creative Commons 4.0.