Marcos Antonio, el giro y la conducción


Marcos Antonio lo hace todo muy sencillo. Y eso en el fútbol siempre es complicado. El futbolista brasileño es un portento técnico aún por descubrir. Hablamos de un jugador con un potencial interesantísmo para dominar desde el giro y la conducción, más ahora que ya se ha habituado a jugar como centrocampista (en un doble pivote), y, por ende, ha dejado de jugar mucho tiempo de espaldas en campo rival para acelerar los primeros del Shakhtar Donetsk desde la zona central. Marcos Antonio es un joven futbolista que, a nivel técnico, tiene una habilidad diferencial para influir con la pelota a distintas alturas y de diferentes formas. Un conjunto de cualidades, entre giros, conducciones, últimos pases y remates, que describen a un futbolista muy inteligente también sin el balón en los pies. Marcos Antonio es muy bueno.

Desde la llegada de Roberto De Zerbi al banquillo ucraniano, Marcos Antonio se ha asentado como centrocampista (donde ya jugó también con Luís Castro) para alejarse de partida de la mediapunta. Una decisión que tiene muchísimo sentido, a tenor de la destreza técnica y táctica del futbolista, y del empeño del equipo por iniciar siempre el juego desde los pies de su portero; aunque, todo sea dicho, el entrenador italiano ha optado por un perfil más posicional (con y sin balón) en escenarios más exigentes como Taras Stepanenko, como ante el Dinamo Kiev o el Inter de Milán. Es verdad que este Shakhtar Donetsk aún tiene que pulir ciertos patrones y conceptos en su salida de balón, como se pudo comprobar en la previa de Champions ante el Genk o más recientemente en la liga nacional ante el Zorya, pues Anatoliy Trubin (su guardameta) no siempre encuentra referencias libres cada vez que controla el esférico, algunas veces por su falta de precisión bajo presión rival, otras porque el equipo no siempre le tiende los puentes más sencillos, pero, en cualquier caso, resulta interesante que De Zerbi haya visto en Marcos Antonio un filón para acelerar el juego desde muy abajo sin por ello perder el control sobre la acción. De hecho, el joven brasileño es una alternativa más dentro de un abanico con numerosas rutas (Dodo, Alan Patrick, Maycon, etcétera) para un mismo fin: transportar el balón rápido a campo rival haciéndolo con fluidez y criterio.

Mapa de pases de Marcos Antonio de más de 10 metros que se dan hacia delante. Fuente: Driblab
Mapa de pases de Marcos Antonio de más de 10 metros que se dan hacia delante. Fuente: Driblab

Técnicamente, ha de insistirse en ello, Marcos Antonio es un futbolista realmente delicioso. Combina pases cortos con envíos más picados, y desde el interior de su pie derecho (pierna más hábil) consigue cambiar la orientación del juego para oxigenar la circulación y encontrar al hombre libre en la zona menos cargada. El brasileño es un jugador que acelera todas las jugadas que pasan por sus pies. Da igual en qué zona o situación reciba, la intención de Marcos Antonio siempre es la misma: agilizar una circulación que se caracteriza por ser dinámica, vertical y atrevida debido a la calidad y el posicionamiento de las fichas sobre el tablero. Porque, dejando a un lado por el momento la brillante habilidad de Marcos Antonio con la pelota al pie, cabe destacar en este punto de su análisis que hablamos de un jugador muy capacitado por su lectura para sacar ventajas previas a todas sus recepciones. Una razón de mucho peso para entender por qué ha pasado a jugar algo más alejado del área rival (y más próximo a la frontal propia) en un equipo que pretende construir siempre sus jugadas de atrás hacia delante. Marcos Antonio entiende el juego. Sabe qué requiere la acción en cada momento. Y obra en consecuencia a la posición y la dirección del balón para garantizar siempre soluciones y alternativas de provecho a un equipo muy exigente en términos técnicos (precisión) y de concentración para dar siempre con la tecla buena.

Pero aquí no acaba el desempeño de Marcos Antonio en el juego y/o las jugadas de su equipo. Si el brasileño ha jugado muchas veces más arriba es porque en el tercio final es un gran llegador desde segunda línea. Tiene capacidad para pisar el área con asiduidad cuando el equipo consigue juntarse en tres cuartos de campo y sus irrupciones en el punto de penalti son sinónimo de peligro por lo bien que suele resolver ante el portero. Es verdad que su físico tan liviano, siendo un futbolista bajito y más bien delgado, es en muchas ocasiones una desventaja cuando el rival consigue encimar su recepción antes de que salga conduciendo. Y también es cierto, por otro lado, que Marcos Antonio debe ganar una mayor continuidad y productividad en su juego. Nada especialmente alarmante para la edad que tiene (21 años). Roberto De Zerbi quiere ir despacio con este futbolista, y de ahí (se entiende) que haya sido suplente esta temporada en partidos importantes. Pero la facilidad con la que el brasileño está interpretando la pizarra del italiano, con y sin balón, para ser primer o segundo escalón en los reinicios del juego de su equipo, y el compromiso que también está exhibiendo a la hora de saltar a la presión e incomodar (a pesar de su propio físico), sumado a la calidad que ya trae de serie y la profundidad con la que carga el área, son indicadores muy poderosos para ser optimistas con su futuro. Marcos Antonio lo tiene todo para ser un monstruo.

Mapa de calor de Marcos Antonio con el Shakhtar Donetsk 2021/22. Fuente: Driblab
Mapa de calor de Marcos Antonio con el Shakhtar Donetsk 2021/22. Fuente: Driblab

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FICHA DEL JUGADOR
Nombre: Marcos Antonio
Edad: 21 años
Equipo: Shakhtar Donetsk
País de nacimiento: Brasil
Posición: Centrocampista

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