Partido Polish Boyfriend: Un derbi entre dos de las ciudades más bonitas del mundo


Existen pocas ciudades bellas como Siena. Aunque la mayor parte de los turistas que la pisan no perciben que detrás de los muros medievales de la ciudad, se esconden rivalidades que asustarían a más de uno. Famosa, entre otras cosas, por el palio, la famosa carrera de caballos entre los barrios de la ciudad, Siena aún tiene habitantes que se enfadan si sus hijos o hijas no se casan con alguien de su barrio. Si eres del barrio de la Oca, no puedes enamorarte de alguien del barrio de la Torre, pues estos dos barrios viven una fuerte rivalidad que puede llegar a las manos alguna noche, desde 1671.

El palio nació, según cuenta, para celebrar una victoria militar sobre Florencia. Guerras de antaño que nos permiten entender cómo son los toscanos. Durante siglos, muchas ciudades eren repúblicas o ducados independientes, con sus leyes, sus bancos y sus ejércitos. Eso ha convertido Toscana en la región italiana con más rivalidades internas. Los pisanos y los livorneses no se pueden ni ver, ya que cuando la República marinera de Pisa perdió contra Florencia una guerra, los florentinos apostaron por Livorno como nuevo puerto de la región. A su vez, los florentinos y los sieneses rivalizan. Fueron las dos repúblicas más grandes de la región y vivieron una guerra cruel, entre güelfos y gibelinos. Los primeros daban su apoyo al Papado y los segundos al Sacro Imperio Romano Germánico. Durante el siglo XII y el XIII, este conflicto desangró la región, con la famosa batalla de Montaperti del 1260, cuando los gibelinos de Siena derrotaron a un gran ejército de güelfos florentinos. En su honor nació el palio. Una batalla que Dante cita en la Divina Comedia y aún continúa presente en el día a día. Los ultras del Siena de fútbol se llaman “gibelinos”, para recordar esos años cuando la orgullosa Siena se negó a ser controlada por Florencia.

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El Siena necesita volver a ganar después de encadenar siete jornada sin vencer. Foto: bajo licencia Creative Commons 3.0.

Llegamos al fútbol. En Siena siguen enfrentados a sus vecinos, aunque a la vez continúan divididos desde dentro entre barrios o equipos. La Robur Siena, el club de fútbol, fue una escisión el año 1904 de la sociedad deportiva “Mens Sana In Corpore Sano”, demasiado elitista. La Mens Sana sería famosa con el tiempo por su buen equipo de baloncesto, capaz de ganar siete ligas italianas cuando el patrocinador era el histórico banco sienés Montepaschi. Cuando este banco sufrió una bancarrota por mala gestión, el equipo de baloncesto también acabó mal. Ahora juega refundado en ligas regionales. El club de fútbol no ha tenido mejor suerte, pues juega en la Serie C1, la Tercera división, después de ser refundado. En una urbe orgullosa como Siena, la última década ha sido traumática. Han sufrido bancarrota algunas de sus instituciones más famosas: el banco, el más antiguo de Europa (fundado en 1472), el equipo de baloncesto que ganaba ligas y el club de fútbol. Por cierto, aún hoy encuentras hinchas del club de baloncesto que no quieren saber nada del equipo de fútbol: recuerdo de la escisión del año 1904. La Toscana tiene estas cosas: te siguen hablando de guerras del XIII o discusiones del 1904 para justificar sus sentimientos. Montepaschi se salvó, pues el estado asumió el control a través de Banca de Italia. Los equipos deportivos, no.

La Robur Siena, con los colores blanco y negro de la ciudad, y una hinchada más popular que el equipo de baloncesto, jugaron entre Segunda y Tercera antes de la Segunda Guerra Mundial. Después del conflicto siguió igual. En la ciudad, las alegrías llegaron gracias al baloncesto, hasta que aterrizó Paolo de Luca, un empresario napolitano que había formado parte de la directiva del Nápoles de Maradona campeón de liga, con Corrado Ferlaino como presidente. En primer lugar, los sieneses miraron con frialdad a este empresario. Poco a poco, se sumaron a su carro cuando consiguió el ascenso a Serie B y, finalmente, el soñado ascenso a Serie A en la temporada 2002-2003. En 2003, el Siena debutó entre los mejores con un empate 2-2 contra el Perugia con jugadores como Enrico Chiesa, Tore André Flo y Nicola Ventola en el equipo. La idea era no bajar. Lo consiguieron, formando parte de la Serie A hasta el año 2010, cuando tocó bajar a Segunda. Los toscanos consiguieron volver a Primera un año, aunque gastaron demasiado y fueron penalizados con 6 puntos por deudas en la temporada 2012/13. Era el inicio del fin. De Luca vendió el Siena a unos empresarios locales que no pudieron evitar que en 2014 el club se declara en bancarrota. Solamente un jugador, Simone Vergassola, se quedó en el club, refundado en Cuarta gracias al empresario residente en Suiza Antonio Ponte. La idea era volver a la Serie B, aunque no se consiguió y Ponte vendió el club a la primera mujer en presidir la Robur: Anna Durio. Nada salió bien y en 2020 llegó otra bancarrota.

Como ha sucedido en tantas ocasiones en Italia, el ayuntamiento pidió permiso para asumir el escudo y el nombre del club, para evitar que se perdiera, y buscó un nuevo inversor. Llegaron algunas ofertas. La mejor era una que llegó de lejos: de Armenia. El grupo inversor Berkeley Capital CJSC, liderado por las familias Gevorkyan y Gazaryan, llegaron a la Toscana anunciando que el club se bautizaría como Noah Siena, pues ellos presiden un club en su país llamado Noah, en honor de Noé. En este texto contamos la vinculación bíblica de Noé con el fútbol armenio. La presión de los hinchas, al final, consiguió que el club continuara siendo la Robur Siena, como siempre. Y con el exjugador Alberto Gilardino en el banquillo, el nuevo Siena ascendió de Cuarta a Tercera en su primer año de una forma muy curiosa. En primer lugar, Gilardino fue despedido… y contratado de nuevo dos meses después. Además, el club perdió en las semifinales del play-off de ascenso… aunque subió aprovechando que dos equipos fueron expulsados por deudas. Ahora anda en la mitad de la tabla con otro gran exjugador en el banquillo: Pasquale Padalino.

Francesco Gasparetti bajo licencia Creative Commons 2.0.
El Artemio Franchi de Siena, el estadio donde juega sus encuentros la Robur Siena. Foto: Francesco Gasparetti bajo licencia Creative Commons 2.0.

Esta semana, la Robur juega en casa un derbi toscano contra la Lucchese. El club de Lucca, otra de las ciudades más bellas de la región. Otra urbe orgullosa. Consiguió ser una República independiente durante nueve siglos, hasta 1808. Si en Siena recuerdan la batalla de Montaperti, en Lucca te hablan de la batalla de Altopascio de 1325, cuando derrotaron a los güelfos de Florencia para poder defender su libertad. Queda claro que, en la Toscana, todos se han peleado con los florentinos. Cosa de ser la capital. La Lucchese, como la Robur Siena, se ha refundado en tres ocasiones: en 2008, 2011 y en 2019.

Fundado en 1905, la Lucchese llegó en 1936 por primera vez a la Serie A, jugando tres temporadas consecutivas en una edad de oro con Egri Erbstein en el banquillo. Erbstein, judío nacido en Rumanía, sobrevivió a un campo de exterminio nazi antes de ser el entrenador del famoso Grande Torino, el mejor equipo italiano de los años 40. Falleció en el famoso accidente de avión de Superga, cuando toda la plantilla del Torino perdió la vida volviendo de jugar un amistoso en Lisboa. Después de la guerra, la Lucchese alcanzaría otro ascenso en 1947, encadenando cinco años entre los mejores hasta 1952. Jamás ha vuelto a la Serie A. Encadenaría una larga época de ascensos y descensos entre Segunda y Tercera, hasta la bancarrota del 2008. Esta fue la peor época del club, pues jugó tres años en ligas regionales hasta otra bancarrota en 2011.

Refundada de nuevo en 2019, ahora aspira a jugar el play-off de ascenso a la Serie B, categoría donde jugó por última vez en 1999. Siena y Lucca, dos ciudades hermosas, siguen recordando el pasado después de unos últimos 15 años donde se han refundado cinco veces, entre los dos clubes. Esta jornada se encuentran en el Artemio Franchi de Siena, en un partido clave si quieren aspirar a jugar la promoción. Por cierto, el estadio del Siena tiene el mismo nombre que el recinto deportivo de la odiada Florencia: Artemio Franchi. Franchi, vicepresidente de la FIFA, uno de los hombres más importantes en la UEFA durante años y presidente de la Fiorentina, encarna el espíritu toscano a la perfección: era de una familia sienesa de siempre, aunque por motivos de trabajo de su padre nació en Florencia. Allí llegó a presidir la Fiorentina y consiguió que la ciudad deportiva de la Federación se instalase aquí, en Coverciano. Aunque nunca ocultó que se sentía sienés. Cuando falleció en accidente de coche, se dirigía a negociar con un jinete su participación en el palio con el barrio de sus padres.

 

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Foto de portada: Myrabella bajo licencia Creative Commons 3.0.