Tim Vickery: “En Brasil hubo una dictadura que impidió el surgimiento del centrocampista completo”


Tim Vickery lleva 27 años en Brasil. Nacido en Inglaterra, llegó a Río de Janeiro con 29 años. Hoy, habla como un carioca. (Y no, carioca no es sinónimo de brasileño; es una palabra para designar a las personas nacidas en la ciudad de Río de Janeiro.) Y comprende a Brasil como pocos brasileños. Es una referencia tanto en el periodismo deportivo anglosajón, donde se le conoce como “Legendinho”, como en el país que lo adoptó. Totalmente adaptado a la “Cidade Maravilhosa”, trabaja como corresponsal de la BBC, además de escribir para medios como ESPN y World Soccer.

Lo que más llama la atención es su capacidad de reflexión. En casi todos los temas parece tener un punto de vista original, apoyado en argumentos sólidos y creativos. Escuchando un episodio de The World Football Phone-In, programa de la BBC en el que participa, me pareció muy interesante su análisis de los centrocampistas brasileños, que según él, han tenido grandes dificultades para adaptarse al fútbol europeo en los últimos años. Habiendo  visto partidos históricos de la Seleção durante la pandemia, me sorprendió especialmente la calidad de los “8”: Didi en 1958 y 1962, Gerson en 1970, Falcão en 1982. Sin embargo, en un momento dado, este tipo de jugadores desapareció en Brasil. Así que decidí llamar a Tim para averiguar los motivos de la extinción del centrocampista brasileño.

MarcadorInt: Históricamente, la Seleção tuvo fantásticos centrocampistas, siendo Didi y Gerson los ejemplos más claros de verdaderos playmakers. Falcão tenía un perfil diferente, pero también era espectacular. ¿Por qué Brasil dejó de producir este tipo de jugadores?

Vickery: En primer lugar, creo que tenemos que remontarnos a los cambios que se produjeron dentro del fútbol brasileño, especialmente en respuesta a lo ocurrido en 1982, cuando ese equipo no ganó el mundial.

Tengo aquí un libro de Zizinho [el mejor jugador de Brasil en el Mundial de 1950]. Zizinho was fucking incredible. Escribió el libro a finales de los 80 sin la ayuda de ningún periodista. Así que es él mismo. Y al final del libro, de lo que se queja es de que, en Brasil, debido a la falta de seguridad laboral de los entrenadores, hemos destruido el centro del campo. Hemos transformado al cabeça de área [el mediocentro] —que tiene el 60% de la posesión del equipo en sus pies— en un destructor.

Brasil ganó el Mundial de 1994 con Mauro Silva y Dunga, que eran grandes jugadores. Yo llegué a Brasil justo después y todos jugaban igual, con dos pivotes pero sin la capacidad de pase de Dunga o Mauro Silva. ¿Y qué pasó allí? Fue como una dictadura en el fútbol brasileño de los “dos”: dos centrales, dos laterales que podían atacar, dos centrocampistas defensivos, dos centrocampistas ofensivos y dos delanteros. Era una dictadura; todos jugaban así. Y había esa separación total en el centro del campo, entre los que sólo defendían y los que sólo atacaban. Y eso significó que Brasil dejó de producir el centrocampista completo. Si alguien tenía habilidad, nunca jugaba en esa posición. Si era rápido, se convertía en lateral, si tenía algo más de capacidad ofensiva, jugaba más arriba. El caso más claro que recuerdo de esto es el de Diego Souza, que se ha convertido en delantero centro, pero cuando empezó en el Fluminense era un volante (pivote) y la gente vio que tenía habilidad y por eso nunca jugó de volante, jugó de meia (mediapunta), más cerca de la portería. En el fútbol de máximo nivel nunca podrá tener éxito porque no es lo suficientemente rápido. Y en el fútbol de máximo nivel, esa es la zona del campo en la que juegan los meias, donde el marcaje es más estricto. Por eso Paulo Henrique Ganso no es nada. Porque si se le pone ahí donde quiere jugar, como “10, no puede, no es lo suficientemente rápido para jugar ahí. Así que hubo esta dictadura en la que se separaron completamente los centrocampistas defensivos y los centrocampistas ofensivos. Esto es lo primero.

Lo segundo es la forma en que, en los últimos veinte años, el fútbol europeo se ha separado del brasileño y del sudamericano en cuanto a la calidad de los terrenos de juego. Los de aquí son malos. Eso significa que es difícil jugar al primer toque. El fútbol europeo de máximo nivel es todo primer y segundo toque.

Y también hay algo que no funciona en la formación de los jóvenes porque hay muchos jugadores en Brasil que están muy, muy limitados a un pie. Sabes que con algunos de los zurdos esto no se puede evitar, es parte del misterio de ser zurdo. Rivaldo, por ejemplo, nunca va a poder hacer nada con el pie derecho. Eso es simplemente genético. Pero hay muchos otros jugadores que en Brasil se las arreglan con un solo pie. ¿Por qué? Porque el juego es menos intenso, hay mucho más espacio entre las líneas y ¿qué les pasa si tienen problemas? Se limitan a proteger el balón con la espalda y a esperar el contacto, y entonces se caen y reciben una falta, por lo que el balón no fluye, y en el fútbol moderno el centro del campo es una zona en la que se quiere mover el balón con fluidez y rapidez, y el fútbol brasileño no está produciendo jugadores que puedan hacerlo.

Entrevisté a Jordi Guerrero, que fue segundo entrenador de Domènec Torrent en el Flamengo, y me dijo que tenían que pedirle a Gerson que jugara más rápido, que no retuviera mucho el balón, esperando a que llegara el rival. Y probablemente fue el mejor centrocampista central de Brasil entre 2019 y 2021.

¿Te acuerdas de aquellos partidos entre Flamengo y São Paulo en los que el São Paulo siempre ganaba? Era Daniel Alves [jugaba de pivote en el São Paulo] contra Gerson. Y Daniel Alves le superaba siempre. Estaba muy motivado para demostrar que podía jugar mejor que Gerson, porque Daniel Alves mueve el balón. Recuerdo que seguí a Gerson desde el principio y me parecía maravilloso en el Fluminense. Luego se fue a la Roma y yo conocía a alguien que trabajaba allí. Al cabo de unos meses le pregunté: ¿Cómo está? Me dijo: “Fatal.” Y le pregunté por qué. “Porque es muy lento.” Ahora bien, físicamente no es lento —no tiene la velocidad de un extremo— pero es lento para mover el balón, exactamente por esta razón. Dijo: “Quiere recibir de espaldas a la portería, quiere girar, quiere correr y luego decidir qué va a hacer con el balón.” Useless. No se puede hacer eso en el fútbol de máximo nivel.

Lo interesante es que en Brasil ni siquiera tenemos un nombre para esta posición. En España lo llaman “interior”, en inglés “central midfielder”, en italiano “mezzala”. Nosotros tenemos el “segundo volante” [el jugador más ofensivo en un doble pivote], pero no es lo mismo.

Se divide entre volante y meia. En esta división entre volante y meia no hay lugar para un centrocampista moderno. No tiene sentido, ¿verdad? Tienes razón, no hay un término lingüístico, no hay una palabra que cubra esta función vital en el fútbol moderno. Quizás meio-campista.

Brasil ganó el Mundial en 1994 con Dunga y en 2002 con Kléberson en esa posición. Desde entonces hemos tenido a Zé Roberto (2006), Felipe Melo (2010) y Paulinho (2014 y 2018).

Paulinho tiene una función diferente. Depende de cómo se equilibre el equipo. Lo que desequilibró ese equipo [el del Mundial de 2018] fue la lesión de Renato Augusto. Hay una frase antigua en Inglaterra sobre el mediocampo a tres: one to get the ball, one to distribute the ball and one to arrive in the penalty area. (Uno para recibir el balón, otro para distribuirlo y otro para llegar al área.)

Casemiro, Paulinho y Renato Augusto.

¡Exactamente! ¿Y qué hizo Tite cuando no pudo contar con un Renato Augusto en forma? Improvisó a Philippe Coutinho como centrocampista, y eso nunca iba a funcionar. Eso desequilibró el equipo. Si hubiera tenido un segundo centrocampista adecuado, el equilibrio habría sido mucho mejor. ¿Y por dónde atacó Bélgica? Por el lado izquierdo de Brasil. Porque si miras por el lado izquierdo de Brasil, Marcelo no marca a nadie, Coutinho no marca a nadie, Neymar no marca a nadie. Así que Bélgica cambió su formación y dijo: “Bien, vamos a atacar por la izquierda.”

Paulinho ha marcado más goles con Brasil que cualquier otro interior. Y ese tipo de llegada es importante. Durante mucho tiempo Brasil echó de menos ese tipo de centrocampista. El gol que marcó Zito en la final del Mundial de 1962, Brasil estuvo mucho tiempo sin marcar ese tipo de gol desde 1986 en adelante. Así que creo que Paulinho es interesante, pero el problema era que sin Renato Augusto el equilibrio del equipo estaba mal.

Mientras tanto, hemos tenido a jugadores como Deco, Thiago Motta, Thiago Alcântara y Jorginho jugando en selecciones europeas.

Con algunos de ellos nunca hubo opción porque crecieron en el extranjero, pero Jorginho, por ejemplo, no tuvo ninguna oportunidad en un equipo brasileño porque sus características no eran interesantes. No encajaba en ese modelo de volante y meia. También Deco, sus características no encajaban con lo que buscaba Brasil. Es casi como tratar de encajar a los jugadores en una caja: “esta es la forma en que vamos a jugar, y necesitamos jugadores con estas características.” Así que Brasil no produjo este tipo de jugador; ellos tuvieron que formarse en el extranjero.

Italia en 2006 tenía a Andrea Pirlo; España en 2010 a Xabi Alonso, Sergio Busquets, Xavi y Andrés Iniesta; Alemania en 2014 a Bastian Schweinsteiger y Toni Kroos; Francia en 2018 a Paul Pogba; ¿quiénes serían los equivalentes brasileños?

Pues no los hay. Creo que Pirlo es un ejemplo muy importante porque empezó como “10”, pero no podía jugar ahí. Así que encontró espacio retrasando su posición. ¿Cuál es la población de Bélgica? Creo que son unos once millones, algo así. Y Bélgica no sólo tiene a Lukaku —y Brasil no tiene un Lukaku—, también tiene a De Bruyne. Y Brasil no tiene un De Bruyne. Me parece increíble que se haya permitido esto.

Lionel Scaloni ha encontrado un buen centro del campo con Leandro Paredes, Giovani Lo Celso y Rodrigo de Paul.

Tienen un circuito de pases. La diferencia es tan grande ahora porque antes Messi tenía que volver a su propio campo. Pero ahora tienen este circuito de pases para poder darle el balón a Messi más cerca de la portería, donde puede ser más peligroso.

Este es el problema de Brasil, porque tiene a Casemiro y a Fred. Fred es un buen jugador, es titular en el Manchester United, pero no tiene tanta calidad. Así que Neymar tiene que ser el cerebro del equipo y eso no es bueno, ¿verdad?

¡No! Estoy de acuerdo y —lo sé porque he hablado con Tite de ello— es un área del equipo que le gustaría mejorar.

¿Crees que Lucas Paquetá podría ser ese jugador o es demasiado ofensivo?

Tim suspira y se queda unos segundos pensando.  

Jugó allí en el Flamengo con Maurício Barbieri.

Ha jugado en todas partes. Y ha jugado ahí con Brasil, desempeñó tres funciones en aquel partido contra Paraguay. En noviembre le pregunté a Tite: “¿Ves a Paquetá como Renato Augusto o como Philippe Coutinho?” Y me dijo que como Coutinho. Hice un programa de televisión con él hace tres semanas y me parece que ahora está más flexible. Que tal vez Paquetá podría ser Renato Augusto. Pero aquí hay un problema, que es un problema de temperamento. Paquetá está un poco loco, pierde los nervios. Tite ya le ha llamado para enseñarle vídeos en los que pierde la calma. Creo que Paquetá tiene todas las herramientas para jugar ahí, pero tienes que ser capaz de confiar en él. Cuando desempeñaba ese papel en el Flamengo, la cantidad de veces que perdió el balón cerca de su propia portería… puede ser un peligro para su propio equipo, así que Paquetá es una posible solución a este problema, pero tiene que ser más maduro.

¿Podría haber sido Paulo Henrique Ganso este jugador?

No. Creo que fue una gran víctima de que le dijeran que era un “supercraque”. Y la gente dice: “sería muy bueno ver al viejo Ganso de nuevo”. ¿Cuándo fue este viejo Ganso? Bueno, te diré cuándo fue: en el Campeonato Estadual en 2010. En el Campeonato Paulista, todos los demás estaban en la Libertadores, el Palmeiras, el São Paulo… Así que no hay competencia. Ya está. Esa es básicamente la carrera de Ganso. Y recuerdo que en la época leía en la prensa brasileña: “Ganso es el mejor del mundo en su posición.” ¡Pero él no ha hecho nada! Entonces, no. No porque no hay nada en lo que basar esta idea. Y si hubiera sido fantástico en algún sitio en el máximo nivel quizás, pero incluso unos meses antes, a finales de 2009, yo estuve en el Mundial sub-20; él era titular y la diferencia entre él y Giuliano era enorme; Ganso tuvo uno o dos momentos, pero nada más. Así que Ganso para mí es ruido alrededor de nada. Y si se le hubiera manejado de otra manera al principio tal vez, pero recibió muchos elogios antes de que realmente hubiera hecho algo.

Por su calidad técnica, supongo…

Sí, pero la calidad técnica nunca es la batalla completa. Todos los jugadores con los que hables te dirán: “Había alguien que era mejor que yo, que tenía más técnica que yo”, pero quizá se lesionó o le gustaba demasiado beber. El talento por sí solo nunca es suficiente.

¿Ves algún jugador joven brasileño con estas características ahora mismo? Se está hablando mucho de Danilo en estos momentos.

Me encanta Danilo.

Pero no es ese tipo de jugador, ¿verdad?

Sí, pero creo que está creciendo, que está añadiendo más a su juego y, cuando llegó al equipo, no pensé que fuera lo suficientemente bueno. Así que me encanta que me haya demostrado que estaba equivocado. Pensaba que Patrick de Paula iba a ser mejor que él. Danilo es dinámico y puede mover el balón rápidamente.

Pero, ¿no es similar a Fred?

Sí, lo es y ese es el punto al que quería llegar. De todos los centrocampistas que han salido de Brasil en los últimos años, el más exitoso es Fred. Arthur era la gran esperanza. Su carrera ha sido correcta pero no está ni de lejos donde pensábamos que iba a estar. Y el que mejor lo ha hecho es Fred. No es su culpa que el Manchester United se encuentre en un caos, pero en la selección creo que ha jugado muy bien. Me interesa la evolución de Bruno Guimarães. Tengo mis dudas porque en el máximo nivel me preocupa que sea siempre demasiado lento para mover el balón. Creo que está progresando, pero sigo dudando de que vaya a mover el balón lo suficientemente rápido, pero es inteligente y ambicioso, tiene un gran carácter y estas cosas ayudan.

Así que dirías que estos dos: Danilo y Bruno Guimarães, pero ningún organizador.

No veo a un De Bruyne… eso es deprimente.

¿Qué ha pasado con Arthur?

No lo sé. Fernando Kallás, que está más cerca, dijo que su vida fuera del campo no era buena. No lo sé… Porque vi algunas buenas actuaciones suyas en el Barcelona. Y quizás todo el contexto colectivo del Barcelona en los últimos años no ayudó. Pero sigo esperando que haya un jugador ahí. Me encanta su capacidad para retener la posesión. Tal vez no tenga lo suficiente de Paulinho. Quizás debería atacar más el espacio.

Es triste no ver a ningún jugador joven que pueda ser el próximo “8” de Brasil. Ni siquiera un Lo Celso, De Paul…

Es terrible.

Argentina tiene a Enzo Fernández, por ejemplo.

Y Exequiel Palacios… Ellos han cultivado este tipo de centrocampistas y Brasil no. Brasil es fuerte en otras posiciones. Tiene muchos extremos, pero no tiene centrocampistas. Y ahí es donde se gana el partido. A ver, sé que se gana el partido en el área, pero la circulación del balón por el centro del campo es absolutamente crucial, y Brasil no lo ha hecho lo suficientemente bien.

Así que no tenemos ninguna esperanza de que aparezca un gran centrocampista.

Tengo la esperanza de que la idea esté empezando a cambiar. Y ahora en las categorías inferiores no van a buscar sólo volantes y meias. Si un Jorginho apareciera hoy creo que tendría más posibilidades de desarrollar una carrera en Brasil.

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Foto de portada: cedida por Tim Vickery.